La cirugía en el cáncer de pulmón se emplea en pacientes con un tumor local. Existen tres procedimientos quirúrgicos de resección: segmentectomía, lobectomía y neumonectomía.
Cuando hablamos de cirugía en cáncer de pulmón, hablamos de un paciente que tiene un tumor local, con afectación exclusiva del pulmón, sin afectar a los grandes vasos o de algún otro órgano que puedan evitar una extracción completa. La cirugía se puede llevar a cabo tanto con fines diagnósticos como terapéuticos.
En función de la cantidad de pulmón extraída hablamos de segmentectomía (sólo se extrae una pequeña porción de tejido donde está localizado el tumor), lobectomía (se extrae un lóbulo del pulmón, este es el procedimiento más extendido) o neumonectomía (se extrae el pulmón afectado de manera completa, aunque existe controversia en la utilización de este procedimiento por el deterioro notable en la calidad de vida del paciente), sobre todo la neumonectomía derecha.
Ilustración 9 – Tipos de cirugía de pulmón
Antes de llevar a cabo la cirugía es necesario realizar una valoración de resecabilidad, es decir, cerciorarse de si es técnicamente posible realizar la extracción completa del tumor, así como una valoración de operabilidad, teniendo en cuenta la situación del paciente en relación a comorbilidades previas o posibles secuelas importantes tras la operación. Cuando un paciente se somete a una intervención quirúrgica de cáncer de pulmón es necesario llevar a cabo un estudio previo de la función pulmonar para saber cuál va a ser el porcentaje de capacidad pulmonar que va a haber una vez realizada la operación. También es fundamental que tu equipo médico y, en particular, el cirujano que va a llevar a cabo la operación, te informe convenientemente de los riesgos existentes, cuáles son las posibles complicaciones, qué esperamos de la cirugía, etcétera. Todo este proceso se formaliza a través de un documento, el consentimiento informado.
Es importante obtener información sobre el proceso postoperatorio. Si bien en los últimos años se ha avanzado de manera muy importante, el período de recuperación tras una intervención de cáncer de pulmón es molesto y largo. Suele ser necesaria la administración de fármacos analgésicos para controlar el dolor y podría requerirse la colocación de un tubo de tórax durante unos días durante el ingreso hospitalario, con el objetivo de drenar los líquidos. Así mismo, como en cualquier cirugía torácica, es importante vigilar la aparición de infecciones o de cualquier complicación cardio-pulmonar.